Verde

Solo un lugar donde se refleja mi ocio...

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Location: santiago, region metropolitana, Chile

Soy trabajadora por obligación y artesana de vocación. Mamá primeriza y esposa regalona. El tiempo me es esquivo muchas veces, pero los viajes en metro y micro me sirven para crear y elaborar las pequeñas cosas de las que se alimenta La tienda de Opito...

Friday, January 21, 2011

Necesito un milagro...

Una pequeña niña fue a su habitación y sacó un frasco que estaba escondido en su armario.
Esparció su contenido en el suelo y contó con cuidado. El total fue contado a la perfección. No
había errores.
Regresó con cuidado las monedas al frasco y cerrando la tapa, salió sigilosamente por la puerta
trasera y caminó 6 cuadras hasta la Farmacia de Rexall, que tenía un gran signo de jefe indio sobre la puerta.
Esperó pacientemente a que el farmacéutico le prestara atención, pero estaba muy ocupado por el momento. Tere movió sus pies para que rechinaran sus zapatos. Nada. Se aclaró la garganta lo más fuerte que pudo. No sirvió de nada, finalmente tomó 25 centavos del frasco y tocó en el mostrador de cristal. Con eso fue suficiente!
Y… ¿qué es lo que quieres? le preguntó el farmacéutico, con tono de disgusto en la voz. ­ Estoy hablando con mi hermano que viene de Chicago, no lo había visto en años.
“Bueno, quiero hablar contigo acerca de mi hermano”, Tere le contestó con el mismo tono de impaciencia. 'El está realmente muy, muy enfermo. . . y quiero comprar un milagro'.
¿Perdón?' dijo el farmacéutico.
Su nombre es Andrés y algo malo ha estado creciendo en su cabeza y mi papi dice que solo un milagro puede salvarlo, ahora dime, cuanto cuesta un milagro?
Nosotros no vendemos milagros aquí, chiquita. Lo siento pero no puedo ayudarte, dijo el farmacéutico, con voz suave.
Oye, tengo dinero para pagarlo. Si no es suficiente, conseguiré lo que falte. Sólo dime cuanto cuesta.
El hermano del farmacéutico que era un hombre muy bien vestido, intervino y le preguntó a la niñita: ¿Que clase de milagro necesita tu hermano?
No sé ­ replicó Tere, con los ojos muy abiertos­ Yo solo se que está muy enfermo y mami dice que necesita una operación. Pero mi papi no puede pagarla, por eso quiero usar mi dinero'
¿Cuánto tienes?'­ preguntó el hombre de Chicago
Un dólar con once centavos­ contestó Tere, apenas audible. Y ese es todo el dinero que tengo, pero puedo conseguir más si es necesario.
Bueno, que coincidencia, sonrió el hombre. Un dólar y once centavos, el precio exacto de un milagro para los hermanitos.
El tomó el dinero en sus manos y con la otra sostuvo su manita enguantada y dijo: Llévame a donde vives. Quiero ver a tu hermano y conocer a tus padres. Veamos si tengo el milagro que necesitas.
Ese hombre bien vestido era el Dr. Carlton Armstrong, un cirujano especializado en neurocirugía. La operación fue completamente gratis y sin cargo alguno por su estancia en el hospital, hasta que Andrés regreso sano a casa.
­ Esa cirugía, susurraba su madre, fue un milagro real.
Tere sonrió. Ella sabía exactamente cuanto cuesta un milagro. . . un dólar con once centavos...más la fe de una chiquilla....

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