Quemando etapas...

La próxima semana estoy de cumpleaños, y me doy cuenta de que sin notarlo llegué a ser grande.
Cuantas veces quise crecer y tener los derechos de un adulto, quería maquillarme y tener permiso para salir hasta tarde, poder quedarme en casa de mis amigos sin que nadie me llamara la atención, tener plata y un trabajo para conversar de cosas de grandes...
Hoy ya no quiero ser así, quiero volver a la leche con plátano y las tostadas con mantequilla, estudiar de nuevo ciencias naturales ( que hoy ya no se llama así ) y pelear por aprender matemáticas. Quiero de nuevo sentir las mariposas del primer día de clases con la mochila llena de cuadernos nuevos y lápices listos para ser estrenados, junto a una goma de borrar cuadrada y que con orgullo mostrabas que decia "Staedler" en su guatita.
Quiero de nuevo hacer la mochila en la noche y meter la colación en la mañana, andar con cuidado para que el yoghurt no se reviente y en los días que llueve mucho quedarme en la cama con un beso de mi mamá en la frente mientras me dice " mi amor, se suspendieron las clases " Quiero volver a ser niña...
Que ganas de correr de nuevo por el pasaje hasta que el sol se esconda y entrar transpirada a la casa con olor a verano y tierra pegada a la ropa, jugar al tombo y al pegar - pegar, tomar agua de las mangueras de las vecinas y esperar a que pase la abuelita Ester para que me regale un plátano o una naranjita.
Pero sé que no puede ser y lo tremendo es que voy a ser adulta hasta el dia que me muera.
Uno no valora las cosas que tiene hasta que ya no están y no quiero cometer otra vez el mismo error, espero poder hacer que mis hijos entiendan que no vale la pena vivir queriendo ser grande, porque de tanto desearlo, se escapa la niñez y eso si que no vuelve más...