El árbol...
Afuera hace frío y a ratos llueve, acá, dentro de la oficina, no está mucho mejor.
Me duele la espalda y es por el ejercicio de ayer, no debo dejar de ejercitar, es una de las pocas cosas buenas que hago por mi.
Tengo a la vista un árbol viejo, que poco a poco suelta las hojas que le quedan y cada mañana nos da un espectáculo con su lluvia de hojas doradas que caen frente a la ventana de nuestro edificio. A veces desearía ser como un árbol y poder hibernar por un tiempo, cerrar la puerta al mundo y guardarme, mientras cae mustia la piel vieja y se renueva todo dentro. Pero no es posible, eso me queda más claro cada día.
Por ello sigo aquí, en un lugar donde el aire no es de verdad...
Me duele la espalda y es por el ejercicio de ayer, no debo dejar de ejercitar, es una de las pocas cosas buenas que hago por mi.
Tengo a la vista un árbol viejo, que poco a poco suelta las hojas que le quedan y cada mañana nos da un espectáculo con su lluvia de hojas doradas que caen frente a la ventana de nuestro edificio. A veces desearía ser como un árbol y poder hibernar por un tiempo, cerrar la puerta al mundo y guardarme, mientras cae mustia la piel vieja y se renueva todo dentro. Pero no es posible, eso me queda más claro cada día.
Por ello sigo aquí, en un lugar donde el aire no es de verdad...
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