Chile llora...
Todavía me duele recordar los rostros de los familiares, gente humilde en su mayoría, que apoyó a sus hijos en el deseo de hacer el servicio militar y que hoy sienten que parte de la culpa es de ellos. Creyeron que habría futuro, que la carrera militar salvaría a sus hijos de una vida mediocre o de seguir el mismo camino que a ellos les tocó...
Pero no hubo nada. Nada sino lágrimas que se pierden en medio de ese viento helado del sur al igual que se perdieron sus esperanzas cuando se les comunicó lo que en el corazón ya todos sabían, que los conscriptos que quedaban perdidos en la nieve ( según versiones oficiales, aproximadamente 50 ) ya eran dados por muertos.
Se pidieron ataúdes el dia anterior a Santiago, ya antes de ayer sabían el desenlace de la historia y lo callaron, para evitar el caos al entregar la información de golpe, porque la vergüenza se los impidió. Se dió de baja a los responsables: Coronel Roberto Mercado, teniente coronel Luis Pineda y el Mayor Patricio Cereceda "por falta de criterio y capacidad profesional" Juan Emilio Cheyre vistió al primer conscripto encontrado con sus propios calcetines, polera y calzoncillos, mientras otra persona secaba la ropa que iban a ponerle. Le puso una medalla propia, como homenaje tardío y le trajeron de vuelta a los Angeles para velarlo. Era José Bustamante, tenía 19 años.
La vida, como siempre, seguirá su curso. Vendrán otros, voluntarios u obligados, y harán la misma trayectoria, esperemos que con un final distinto, mientras escuchan en el viento los cantos militares de los que quedaron para siempre durmiendo en la cordillera de Antuco.