Verde

Solo un lugar donde se refleja mi ocio...

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Location: santiago, region metropolitana, Chile

Soy trabajadora por obligación y artesana de vocación. Mamá primeriza y esposa regalona. El tiempo me es esquivo muchas veces, pero los viajes en metro y micro me sirven para crear y elaborar las pequeñas cosas de las que se alimenta La tienda de Opito...

Thursday, December 15, 2005

Trabajo de medio tiempo...

Hace unos días leí en el diario que una empresa tenía un trabajo para mujeres que quisiesen trabajar medio tiempo y poder así compartir con su familia y sus hijos, el sueldo estaba por sobre el promedio $600.000 realmente el sueño de cualquier mujer.
El único requisito para poder optar a esta maravilla:

SER ABC1

Lo peor no es que lo pidieran, sino que al recibir el currículum hacen un estudio de la postulante revisando sus antecedentes. Cosas como donde estudió, el ambiente en que se mueve, lugar donde vive y su círculo social es clave para obtener el trabajo, que no es otro que captar posibles cuenta correntistas.

Les dice algo la palabra DISCRIMINACION?

Mientras leía la noticia, pasé del estupor a la impotencia y la rabia.
No puedo creer que en este país las diferencias sociales sean tan marcadas. Si no estudiaste en el Nido de águilas o el Compañía María, si no vives en la Dehesa, Lo Barnechea (el lado lindo, obvio)Vitacura o La parte alta de Las Condes, mejor no postules. Si tus amigos no son Risopatrón, Larraín, Recabarren o Perez Cotapos, no gastes papel ni locomoción. Si no te mueves en ambientes top y tus hijos no van a la Kamasú o al Omertá, lo más sano es que olvides que leiste el aviso.
Solo la clase alta puede optar a un trabajo de medio tiempo con un sueldo INCREIBLE y todas las facilidades para acomodar su tiempo (si tu hijo se enferma puedes dejar el trabajo más temprano) mientras miles de mujeres se sacan la cresta trabajando en lugares que tratan de sacarse las licencias maternales, evitan contratarte y cuando van a hacerlo te mandan a hacer una radiografía toráxica (curiosa forma de corroborar que no estas embarazada) además de revisar tu curriculum y si tienes hijos o eres muy mayor lo dejan debajo de los demás.
Una nueva muestra de que estamos lejos de esa igualdad con que los políticos se llenan la boca...

Tuesday, December 13, 2005

El halcón...

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo para que hicieran volar al halcón que le habían regalado y que, por alguna razón desconocida, no quería volar. Después de muchos intentos nadie lo logró. Publicó por fin un edicto entre sus súbditos explicando lo que necesitaba.
A la mañana siguiente, vió al halcón sobrevolando ágilmente sobre los jardines.
Traedme al autor de este milagro, dijo. En seguida le presentaron a un campesino. ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago acaso?
El hombrecito solo explicó: No fue difícil, su Alteza: Solo corté la rama. El pájaro se dio cuenta, comprendió que tenía alas y se largó a volar.


Cuantas veces hemos necesitado que nos corten la rama para darnos cuenta que podemos hacer las cosas...

Monday, December 12, 2005

El camafeo...

Uf!
Por fin algo de tiempo. Mucho que hacer en la oficina, no tengo computador en la casa y el tiempo escasea para hacer lo que a uno le gusta... Pero por fin pude darme un tiempo para escribir.
Esta mañana, mientras odiaba la alarma de mi celular, pensaba en como ordenar mi día y ansiaba algo más de descanso, sentía el cuerpo pesado y me dije "claro, si ya no tengo 15 como pa' saltar de la cama" Ahí me di cuenta que no tengo asumido que tengo 28 años, no creo dentro de mí tener esa edad, soy demasiado regalona para aceptarlo.

Tengo una pareja, pero me porto como niña, trabajo y rindo, pero por dentro añoro la leche con plátano, el pan tostado, los tres meses de vacaciones, las viejas de: historia, matemáticas, física, economía, etc...
Añoro los fines de semana con olor a verano, transpirando mientras me comía un durazno, secándome el sudor con la manga de la polera, sin preocuparme (como ahora) de lavar, ansío sentir de nuevo el olor del OMO en mis sábanas, ansío confiar...
Era todo tan simple, tenías amigos, amigos de verdad, no de esos que te buscan para después engrupirte o sicopatearte, no importaba si al subirte a un árbol se te veian los calzones, entre tus piernas había algo que a ninguno de tus amiguitos les interesaba, te podías bañar desnuda en el río sin causar un escándalo de proporciones...
Podías confiar cuando dormías con un amigo porque ambos iban a dormir, te bañabas con ellos y daba lo mismo quien tenía pene y quien no, y lo mejor de todo: nadie tenía pechos.
Recuerdo que cuando niña me miraba al espejo desnuda ( mi mamá es modista y tenía un maravilloso espejo de cuerpo entero ) y mi cuerpo era delgadito, pero perfecto. A mis ojos, mi cuerpo era hermoso, no había celulitis ( si había yo no tenía idea de lo que era ) ni rastros de adultez, no me preocupaba el tener pelos en los brazos ( si, pelos ) ni que mis cejas fuesen demasiadas.
Pero como en la vida nada es constante, ese estado cambió y se acabó con ello la confianza. Ya los amigos no te miraban como antes, ahora era flaca "pero sin gracia"... El pudor nació con las primeras bromas y la conciencia de que no era perfecta comenzó a llenar mi vida, los rasgos adultos se dibujaban como una caricatura, algo mal hecho, que es lo que pasa siempre en la adolescencia...
Ahora no podía andar desnuda frente a mis amigos, nunca aprendí a usar falda como una señorita y aquello entre mis piernas que, hasta hace un año, era solo un hermoso camafeo de proporciones perfectas, parecía cambiar violentamente a algo prohibido, que no podía ser mirado ni tocado. Ya no era perfecto, ya no era hermoso.
La transformación de mi cuerpo y mi paso de niña a mujer dejaron huellas que han sido imborrables y de las que ya he hablado en posteos anteriores
y una de las cosas difíciles ha sido la aceptación de que ya no me ven más como una niña, aunque en el fondo a veces me sienta así. Ya no hay más duraznos con poleras transpiradas, no más tres meses de vacaciones ni vieja de matemáticas, no más veranos subiendo a los árboles sin preocuparme de que me miren y no más abuelitas que pasan regalando fruta a sus nietos postizos, solo esta nueva etapa que, aunque hermosa (tener mi casa ha sido una de las grandes cosas que he vivido) no ha podido despegarme de esa añoranza de tiempos pasados...