Verde

Solo un lugar donde se refleja mi ocio...

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Location: santiago, region metropolitana, Chile

Soy trabajadora por obligación y artesana de vocación. Mamá primeriza y esposa regalona. El tiempo me es esquivo muchas veces, pero los viajes en metro y micro me sirven para crear y elaborar las pequeñas cosas de las que se alimenta La tienda de Opito...

Tuesday, February 20, 2007

La maldición de los parches...

Ya he hablado de lo que pienso acerca de Chile en otras ocasiones,
pero esto del Transantiago me supera.
Hoy los validadores se tragaban los saldos completos (quizás para recuperar las pérdidas de los días gratis) y el Seremi de transporte elegantemente se tomó una troncal para cambiarle la ruta y poder movilizar a todos los que estaban atascados en Escuela militar gracias a los problemas existentes. ¿Problemas de frecuencia? no, solo falta de máquinas, les faltan al menos 150 alimentadores de la línea C 02 para poder cubrir las exigencias de la gente.
Sumemos a eso que hay paro, pero el gobierno sigue evaluando todo de forma positiva y le bajó el perfil a la cantidad de trabajadores que hoy no moverían sus buses, ya que la cosa no era tan grave, ni siquiera tenían un plan de contingencia.
Nada está mal, pero hoy uno de los conserjes me dijo que va a buscar otro trabajo porque ya no puede llegar a trabajar con los cambios que se han hecho, nada está mal, pero a diario veo a gente humilde que está pasándolo mal con el tema de las micros, nada está mal, pero no hay quien le pare el carro a Navarrete y su horroroso modo de "trabajar".
No sé de cual están fumando en el gobierno, pero si hace que la vida se vea tan positiva, que al menos conviden no?...

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Sunday, February 18, 2007

Silent Hill...

No escribo nunca de películas que sean nuevas, no sé por qué, y hoy no es la excepción.
Vi el viernes Silent Hill, una película memorable, para los fanáticos del juego, y con cosas rescatables para los que no lo son o no lo conocen.
Yo rescato de ella lo horroroso y lo perturbador que resulta su retorcida visión de las cosas cotidianas. Solo usaron bailarines y actores para hacer a los personajes quemados y deformes que habitan el lugar, los efectos digitales quedaron para recrear la lluvia eterna de cenizas y algunas plagas que trataban de terminar con la protagonista.
Muchos se esmeran en crear terrores, monstruos impensados y gigantes que llenen la pantalla con sus babas y ruiditos pegoteados, pero en esta cinta, el terror era de tamaño humano (excepto el hombre de la espada) y asquerosamente similar a una persona común y corriente...
El tipo que está amarrado en el baño, lleno de alambres de púas, o los niños de cara torcida que tratan de abrazar a Rose pidiendo ayuda mientras se queman son, francamente, escalofriantes y aunque la película no es gran cosa (de hecho, la niñita es absolutamente básica en su actuación) nos lleva a recordar que el terror no viene de lo más apoteósico o lo más asqueroso, sino de lo más básico y conocido por nosotros, de aquello que vemos a diario, pero que puede cambiar de un momento a otro: nosotros mismos...